viernes, 31 de diciembre de 2010

Wonderful Tonight (Eric Clapton, 1977)

Cuando desarrollamos nuestra capacidad de atención plena, y somos capaces de ver la belleza de la vida hasta en la carretera más desolada en esa hierba que ha crecido en un minúsculo hueco en el asfalto, entonces el mundo adquiere un sabor diferente, y el cuerpo reacciona – porque reacciona a todo- ante la belleza disminuyendo los niveles de cortisol (la hormona del estrés), respirando con mayor profundidad y serenidad. Si llegamos a amar la vida en un instante al verla reflejada tras los ojos de cualquier ser, el cuerpo generará incluso oxitocina, la hormona del amor, esa que se genera entre una madre y su bebé, la que permite que éste venga al mundo, la que se produce entre dos enamorados.
La belleza y el milagro de la existencia están ahí. Si las quieres ver, no tienes más que mirarte al espejo y preguntarte quién se oculta tras tu mirada. La belleza se esconde continuamente en lo cotidiano. Encuéntrala.
La historia de esta canción es muy sencilla: pareja que sale, ella se arregla y pregunta, “¿Estoy bien?” -Estás maravillosa –contesta  él. Van a una fiesta y al volver, a él le duele la cabeza, así que conduce ella. Cuando llegan a casa, ella le ayuda a acostarse. La conclusión: la noche ha sido maravillosa. ¿Por qué? Porque estaba impregnada de amor, porque el amor cambia la mirada ante el mundo, que se torna más bello que nunca ante los enamorados.

La cuestión es que el amor de una pareja es el reflejo del Amor de la Vida, que siendo Una, se expresa mediante dos. Cuando educamos nuestra mirada para encontrar lo bello, recorremos el camino en el otro sentido, y nos enamoramos de la Vida.
Mi deseo para esta nueva década es que recuperemos la capacidad de observar el milagro  de la Existencia. Feliz 2011. Gracias por leerme :)

miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿Dónde estás?

¿Podrías contar el número de cosas que has hecho hoy pensando en otras? ¿Dónde te pasas la mayor parte del día? A lo mejor es más fácil contar las cosas que has hecho  con toda tu atención, conscientemente.
Creemos que estamos disfrutando una deliciosa comida y realmente estamos apenas disfrutando de un porcentaje ínfimo del sabor de un buen plato  Nuestra mente va  a la conversación, a la tele, a un periódico o a un pensamiento que nada tiene que ver con esa exquisita comida. Además, el hecho de poner tu atención en algo tan absorbente como una imagen televisiva, le restará eficacia a un proceso de digestión que comienza cuando das el primer bocado. El cuerpo funciona de forma óptima cuando nuestras acciones corporales integran a la mente.
Si pruebas a tomar un bocado con los ojos cerrados y la plena atención en el sabor, y te tomas tu tiempo para hacerlo, descubrirás un montón de matices y sensaciones diferentes. Si mantienes esa conexión con la acción de comer, aunque abras los ojos y sostengas una conversación ligera, irás integrando esos nuevos matices en tu percepción y la capacidad de disfrutar del momento, con lo que tu cerebro introducirá en el torrente sanguíneo una suave química del bienestar, que además, te proporcionará la suficiente tranquilidad como para determinar cuándo es suficiente y dejar de comer 
Este ejercicio de atención se puede trasladar a todas las áreas de tu vida. Si lo haces, poco a poco irás descubriendo una riqueza de matices, que, como con el sabor de la comida, te había pasado desapercibida. Y es que estamos acostumbrados –cada vez más-  a que nuestra atención se active sólo en los momentos intensos, con lo que nos perdemos todo el recorrido que va de uno de esos momentos a otro. Si caminas por la ciudad enchufado a un ipod y con la mente deambulando por otro sitio, te puedes estar perdiendo el brillo del sol en los árboles, la belleza de un edificio señorial o la sonrisa del niño que pasa en su cochecito y que es feliz simplemente por estar aquí. Cosas cotidianas que colorean cada momento aunque tú te empeñes en que ese trozo de la peli es en blanco y negro.
Poco a poco, la práctica de la atención en lo cotidiano, irá aumentando tu capacidad de concentración, de disfrute, tu sensación de bienestar y gratitud por el milagro de la vida y por los privilegios que disfrutas. Comprobarás que cuando estás presente, estás bien, porque sea cual sea la situación, estás ahí, respirando, vivo, agradecido y listo para actuar de forma eficaz.
“Zen es hacer una cosa cada vez”

lunes, 20 de diciembre de 2010

Dentro del Laberinto (Jim Henson, 1986)

El laberinto es un símbolo de la búsqueda interior desde hace milenios. Cualquiera que haya empezado una sabe por qué: la sensación de perderse, de no llegar a ningún lugar, de retroceder, de no entender nada, de desesperarse... mezclada con la dulce sensación de la curiosidad y con la necesidad de aprender, de salir o encontrar el centro, hacen del camino algo mágico, pese a lo complejo que pueda parecer.
Sarah (Jennifer Connelly) es una adolescente abrumada por el poder que su madrasta ejerce sobre ella. Ante la impotencia, pide a Jareth (David Bowie), el malvado rey de los Goblins  -un personaje de una obra de teatro- que se lleve a su hermanastro. Cuando éste aparece realmente en su vida para cumplir sus deseos, y se lo lleva, Sarah se arrepiente, pero la única oportunidad que le ofrece Jareth para recuperarlo es recorrer el laberinto hasta su castillo. Después de muchas vueltas, sufrimientos, grandes compañeros que encuentra por el camino, y a pesar de las trampas de Jareth, Sarah consigue llegar al castillo y enfrentarse al rey, que no quiere devolver al niño  incumpliendo su parte del trato.
Así funcionamos: buscando soluciones externas que al final convertimos en trampas. Nos han educado para asumir nuestra carencia de poder, para buscar fuera el remedio a lo que sea que nos pase, para calmar las que fueron nuestras carencias infantiles con comida o compras, para buscar remedios mágicos al dolor en pastillas, para engancharnos a cualquier fuente de endorfinas. Cualquier buen terapeuta te dirá que la solución siempre está dentro de ti, que es donde debes atreverte a buscar. Cualquier persona que lo haya comprendido te dirá que el poder que otros ejercen sobre ti, se lo otorgaste tú. El poder está dentro de ti. El amor está dentro de ti. Quizás ahora no lo creas, pero si sientes curiosidad y recorres el laberinto, lo acabarás comprendiendo: Todo está dentro de ti.
Sarah al final logra entenderlo, y el malvado rey y su mundo se disuelven en la nada. No te pierdas ni una palabra de lo que le dice Jareth, porque el diálogo es soberbio:

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La Meditación

He hablado en algunos posts sobre Meditación. Es una de las 8 disciplinas del yoga hacia el conocimiento superior de uno mismo, conocimiento que va infinitamente más allá de lo que estamos acostumbrados en Occidente, donde la pregunta “¿quién eres?” causa tantas dudas. La meditación sigue al paso del “Dharana” o concentración, y es que ésta es fundamental para entrar en un estado meditativo, y a su vez se ve reforzada por dicho estado.
La práctica meditativa se puede definir de muchas formas, a mí siempre me sale decir para explicarlo que es el estado en que te conviertes en observador de tus pensamientos, mientras estos van y vienen y, poco a poco, van reduciendo su velocidad. Cuando la actividad mental va cesando, observas que tu respiración ha disminuido tanto que apenas es perceptible, tu cuerpo entra en un estado hipometabólico, y puedes observar tus emociones y dejarlas estar, sin dejarte llevar por ellas. En esos momentos te das cuenta de la gran verdad: no eres tus pensamientos, ni tus emociones, ni tu cuerpo, eres aquello que permanece inmutable y dichoso mientras estos van y vienen. Empleo el término “dicha” porque me parece muy apropiado para un estado cuya experiencia es de alegría sin motivo alguno. “¡Dios mío! Si resulta que en lo más profundo de nosotros somos puramente felices, intrínsecamente felices”, pensé las primeras veces que lo pude experimentar.
Mi consejo si nunca has meditado es que te sientes en una silla o en un cojín con las piernas cruzadas y la espalda recta y pruebes con una de estas técnicas:
- Concentrarte en tu respiración: Déjala ir y venir a su antojo mientras la observas. Si tu mente se va a pensamientos, preocupaciones o lo que sea, hazla volver suavemente; siente el aire entrando por tus fosas nasales, llenando tus pulmones, deslizándose por la tráquea para salir de nuevo por la nariz. No la intentes modificar, sólo observa, probablemente cambie con la mera observación.
- Contar de 1 a 100 y vuelta hacia atrás concentrándote en la cuenta, despacito, prestando atención a cada número (es el método que emplea mi maestra Pila, va muy bien cuando estás empezando). Lo mismo, si se te va la mente a otra cosa, hazla volver a la cuenta, a donde te hayas quedado.
Si perseveras, si practicas cada día, mejorarás tu atención, tu concentración, tu salud, tu bienestar.
Aquí va un vídeo de Entrevista al Dr. Vicente Simón en el programa Redes (TVE) sobre la Meditación. Asistimos ya a la conjunción de la Filosofía Oriental y la Neurobiología. Vamos bien.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Alta sensibilidad y niños

Las personas altamente sensibles* lo son porque poseen mayor número de conexiones de redes neuronales, capaces de activarse ante estímulos que pasan inadvertidos para el resto de las personas. Ese gran número de conexiones neuronales les proporcionará mucha inteligencia y grandes talentos situados en determinadas zonas del cerebro.
Los niños, siempre vulnerables, intentarán adaptarse a su condición sensible para poder sobrevivir. Por ello, ante la gran activación que les produce lo cotidiano, muchos necesitarán desconectar unas zonas cerebrales para poder absorber y soportar los numerosos estímulos que les proporcionan otras. Serán catalogados como niños hiperactivos o con déficit de atención y, por lo general, se les suministrarán anfetaminas con la intención de que re-conecten esas zonas y soporten toda su circuitería neuronal a pleno rendimiento.
En otros casos, los niños con una sensibilidad extrema, simplemente no podrán soportar el dolor que les causa una sociedad tan desquiciada como la nuestra y se aislarán casi por completo. Serán catalogados como niños autistas, o “asperger” si encuentran la forma de sobrevivir a base de rígidas rutinas. Con ellos funcionarán las terapias con animales, con cuya honesta interacción no se sentirán dañados y por eso se podrán abrir poco a poco al mundo.
De cualquier manera, parece que la posición que ha tomado la sociedad ante el incremento de “este tipo de” niños, es la de intentar adaptarlos al sistema sea como sea. Lo que yo me pregunto es si dado que su número aumenta, no debería la sociedad plantearse que – a lo mejor- lo suyo sería intentar comprenderlos y aprender de la pureza de una sensibilidad que en un futuro quizás consiga salvar el mundo de la barbarie de unos predecesores que consiguieron esquilmar los recursos naturales para que la mitad del planeta viviera de ilusiones publicitarias mientras la otra mitad moría de hambre.
Creemos que los niños no se enteran de nada, cuando somos los adultos los que estamos absortos en nuestros shows diarios. Quizás si abriésemos nuestro punto de vista e intentásemos aprender de ellos, en lugar de pretender que sean como nosotros, evolucionaríamos sin hacer daño.

*HSP: High Sensitive Person, término acuñado por la psicóloga estadounidense Elaine Aron.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Elsa & Fred (Marcos Carnevale, 2005)

Entregarse a la vida, eso que hacemos tan espontáneamente cuando somos niños, se va haciendo más complicado a medida que nos aferramos a cosas externas a nosotros. El cerebro va perdiendo plasticidad con el tiempo, capacidad de asumir cosas nuevas, de cambiar… ¿pero esto es realmente así? ¿o sólo es una consecuencia fisiológica de la identificación con el ego? Si no estoy abierta a las cosas nuevas, sólo me queda aferrarme a las viejas, con lo cual mis circuitos neuronales de siempre se refuerzan, día tras día. En cambio, si me da por aprender algo nuevo, un nuevo circuito neuronal ha de aparecer, y la energía que gasto en crearlo y reforzarlo después, la resto de un viejo patrón. Por eso hay teorías que apuntan a que una buena forma de dejar un hábito dañino es generar un hábito positivo nuevo y alimentarlo (dicen que son 21 días los que el cerebro tarda en fijar un nuevo patrón neuronal y convertirlo en hábito).
Pila, mi octogenaria maestra de Yoga, abre su centro cada nuevo curso cambiando algo, ya sean las cortinas o estanterías, o pinta las puertas. Cuando yo tiemblo del esfuerzo en una postura complicada, ella fluye con tanta serenidad y ligereza como va aceptando los cambios que le va trayendo la vida. La entrega desde un interior sereno la hace centrarse en el momento presente y disfrutarlo siempre, porque siempre se da cuenta del milagro de estar aquí. No vive de pre-ocupaciones, vive del ahora y se ocupa de las cosas cuando llegan.
Ocurre que cuando dejamos que la serenidad emane desde dentro y no la buscamos fuera, el mundo se vuelve más sereno. No hay que olvidar que el mundo es lo que percibimos, no hay una persona idéntica a ojos de dos extraños. No hay dos personas que perciban una misma situación de idéntica forma, porque llevan todo el peso de su experiencia personal encima. Igualmente ocurre que cuando el amor y el disfrute de la vida fluyen desde el interior, encontramos amor en los rincones más insospechados, o alegría en los momentos más difíciles.
Me gusta Elsa, porque es un terremoto que sacude a Fred. Me gusta Fred porque comprende que cumplir un sueño merece la pena siempre, hasta en el último momento. Siempre estamos a tiempo de hacer algo nuevo y volver a fluir con la belleza de la Vida.
El sueño de Elsa era ir a la Fontana de Trevi, porque le fascinaba La Dolce Vita y su escena del baño nocturno en la fuente. Ahí está, viviendo el presente, el amor y la vida:
                                             
Por cierto, qué grandes los personajes que nos dejó Manuel Alexandre… Le acompaña China Zorrilla como Elsa.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Imagine, de John Lennon

¿Te has preguntado alguna vez cómo serías de haber nacido en otra cultura diferente? ¿Cómo vestirías? ¿En qué trabajarías?¿Qué pensarías de las cosas? ¿Crees que habría una parte de ti que permanecería igual?... ¿Sí? Entonces, realmente somos algo más que un subproducto socio-cultural que nació por azar, ¿no?
El problema es que vamos por la vida pensando que somos todo eso que no seríamos de haber nacido en otro sitio. Nos aferramos a una identidad cultural, a un partido político, un equipo de fútbol… a tantas y tantas cosas que quizá estemos disfrutando, pero que no somos.

Cuando entramos en meditación, o en la dificultad de la ejecución de una postura de Yoga y la mente se aquieta, empezamos a tomar contacto con esa parte inmutable de nosotros, cuyo estado de serenidad y de amor, no depende de nada ni de nadie, porque es serenidad y es Amor.  Empezamos a vislumbrar el tesoro oculto tras nuestra identidad social, tras nuestro ego.
En casos críticos, el ego cae de golpe. Por eso todos los días –aunque no lo cuenten los informativos- hay gente corriente que arriesga su vida para salvar a gente que no conoce, porque en un instante, surge un impulso que nace desde lo más profundo de sí mismos y que demuestra una de las últimas verdades que desde hace milenios viene proclamando oriente: Todos somos Uno.
Quizá, como decía Lennon, no es tan difícil Imaginar qué pasaría si un día todos dejásemos a un lado lo que no somos:


Imagina que no existe el Cielo
es fácil si lo intentas
no hay infierno debajo de nosotros
arriba solo el firmamento
Imagina a toda la gente
viviendo el hoy...
Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nada por lo que matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo viva como uno.

Imagina que no hay posesiones
me gustaría saber si puedes
Ninguna necesidad de codicia o hambre
Una hermandad de hombres
Imagínate a toda la gente
compartiendo el mundo entero.

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te unas a nosotros
y el mundo viva como uno.

jueves, 25 de noviembre de 2010

El ego, nuestro personaje

No, no hagas eso, eso no, no toques ahí, así no, ahí no, eso no se hace” Tienes tres años y la palabra que más conoces es “no”. Naturalmente, tienes impulsos, impulsos curiosos, ganas de hacer cosas que no se ajustan bien al entorno, porque a lo mejor son peligrosas, pero eso tú no puedes entenderlo. Tienes tres años, y todo lo que sabes es que lo que haces no gusta a tus padres, lo cual para un niño de tu edad que no conoce otra cosa que la dependencia de amor y de alimento, es grave. Así que con tus tres años intentarás adaptarte a lo que te dicen, a lo que quieren, porque lo único que quieres es que te quieran. Y es entonces cuando aparece la disociación entre lo que quieres, sientes, piensas… y lo que debes querer, sentir, pensar… Y así es como se comienza a formar tu personalidad social, tu Ego. Has empezado a actuar hacia fuera, a actuar para los demás según se supone debes actuar.
Pero vaya, resulta que a medida que pasa el tiempo, la vida se complica, y aunque tú te esfuerzas por complacer, nunca parece ser suficiente, siempre hay un “no”, hay un “no seas malo”, hay un “si te portas bien, entonces, te querré.” Es un momento de frustración existencial: lo que soy, no es válido. Y siguiendo las ideas de Antonio Blay, es un momento en el que decides tomar uno –o una mezcla- de estos tres caminos:
- Súper-bueno: lo que hago no es suficiente, haré más, Ser bueno no es suficiente, me convertiré en súper-bueno.
- Rebelde: lo que hago no es suficiente, pues no puedo hacer más, me desespero y sólo me queda rebelarme contra más exigencias.
- Introvertido: lo que hago no es suficiente, pues “paso”. Haré lo que me pidan, pero no dejaré que me hagan más daño, me meteré en mi mundo y me aislaré de todo.
En cualquier caso, tu Ego seguirá formándose, y actuarás cada vez más para los demás: serás el bueno, el rebelde o -por omisión–el introvertido, pero cualquiera de los caminos te alejará más y más de ti, y dependerás más y más de la mirada externa.
Lo que nadie te enseñará es que cuando crezcas, sería mejor que te quitases la costumbre de actuar según las miradas externas, porque, amig@, esa mirada externa puede cambiar en un solo instante; porque no tienes el control sobre lo que piensan los demás, y los demás, pueden cambiar de parecer en cualquier momento, por cualquier experiencia suya  y ajena a ti. ¿Merece la pena seguir desgastándose en un show absurdo? Ya no tenemos tres años, ¿por qué no atrevernos a conocernos y ser nosotros mismos en la vida?

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"El secreto de vivir", de Hombres G

Las personas que tienen una fuerte conexión con la fuente creativa son en muchas ocasiones las más capaces de traducir conceptos complejos en verdades sencillas con palabras directas.
Rudyard Kipling, el que fue el ganador más joven de un premio Nobel de literatura, decía que su receta para escribir era: “drift, wait and obey” (algo así como “dejarse llevar, esperar y obedecer”). De esta manera, la creación fluye, y es tan pura que llega con facilidad a los demás (a Kipling se le llegó a criticar el hecho de llegar a todos los públicos, como si hacerse entender rebajase la calidad de su trabajo)
De lo que no nos damos cuenta es de que, en una sociedad donde se nos educa para desarrollar nuestras capacidades intelectuales y en cambio, no se nos enseña a gestionar las emociones, la creatividad se ve tan mermada que el mundo vive de patrones prefijados, repeticiones e imitaciones. Y es que si la función intelectual no cesa, es muy difícil conectar con el campo creativo. Si leemos a autores tan relativamente recientes como Carl G. Jung o nos vamos a las antiguas enseñanzas orientales, comprenderemos que todo está ahí ya, ya existe potencialmente en ese campo. Como dice Deepak Chopra, es como si las personas más creativas poseyeran una antena receptora más potente que lo recibe mejor, recibe más y con más calidad. Si a eso le añadimos inteligencia para después ordenarlo y habilidad para transmitirlo, tendremos Arte.
Así que la creatividad pasa por soltar lo justo el control del intelecto. Y es que lo que nadie nos dice es que el intelecto es un arma de doble filo: debes usarlo, pero no dejar que controle tu vida, porque corres el riesgo de "subir" las experiencias siempre a la cabeza, mientras poco a poco vas dejando que las emociones sin expresar se vayan acumulando en tu cuerpo y te vayan restando la energía necesaria para permanecer incrustadas ahí, día tras día. En un proceso terapeútico como el “Rebirthing”, en el que vas liberando y actualizando esas viejas emociones, sesión tras sesión, lo primero que empiezas a notar es que recuperas vitalidad, porque ya no gastas toda esa energía inútil en mantenerlas “a raya”.
Como dice el Sr. Summers, buen ejemplo de persona creativa: “Hay que ser valiente y atreverse a sentir”. Ahí va, y gracias por el humor, siempre:

martes, 23 de noviembre de 2010

Lazos

Caminaban de la mano por el sendero que conducía a su casa. El sol se ponía en el horizonte, pero ella caminaba mirando sus pies, y los de él. De vez en cuando cerraba los ojos. Intentaba sentir su presencia una vez más. Quería sentirle sólo a él, ni cielo, ni bosque, ni luz, ni aves construyendo nidos. Sólo a él.
Intentaba memorizar por siempre su alma, el tacto de su mano y la ternura con que la agarraba. Llevaban un rato en silencio, él tampoco hablaba. Ella no quería pensar en qué pensaba. Sólo quería sentirle.
Llegaron a la valla que da entrada a su jardín. Las rosas resplandecían con destellos anaranjados por la luz de un sol que poco a poco iba cediendo su puesto a la noche. Él se volvió hacia ella, y sus miradas se encontraron. Vio el brillo de unos ojos que intentaban observar su alma. Vio el amor por un instante pasar a través de sus pupilas.
Entonces, él habló:
-        Vente conmigo.
Ella guardó silencio y volvió a mirar sus pies, ahora enfrentados. "Guardar. Memorizar momentos para poder recordar"
-        Vente conmigo, nada te ata aquí, ¿no quieres intentarlo? ¿no crees que ya es hora?
Sus sombras alargadas se recortaban en el suelo para solaparse al final dando lugar a una extraña figura. Extraña. Como aquella relación.
Él cogió suavemente su barbilla y elevó su cara hasta volver a encontrar su mirada.
-        Adiós, mi amor, escríbeme, cuéntame qué tal se vive al otro lado del océano.
Él se llevó las manos al pecho en un intento de protegerse de las palabras de ella que, como puñales, se habían ido clavando, una puñalada por palabra
-        ¿Por qué no vienes? ¿Por qué? ¿Qué tengo que hacer?
Ella intentaba memorizar el tono desesperado de su voz.
-        Porque es demasiado amor, demasiado dolor. – contestó. Le dio un beso en la mejilla y se dispuso a entrar en el jardín, se volvió hacia él y cerró la valla -  escríbeme, espero que todo vaya muy bien-
Él la miró alejarse. Se puso su sombrero y cambiando el bastón de mano, emprendió el camino de regreso, con pasos que arrastraban tantos recuerdos que ya apenas podían con ellos. Al día siguiente zarparía sabiendo que este viaje no tendría ya pasaje de vuelta.
Ella entro en la casa y cerró la puerta. Se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a llorar. Cubrió su rostro con sus manos huesudas, desgastadas de tanto trabajar, mientras las lágrimas iban llenando los surcos de unas arrugas que podrían contar miles de historias de toda una vida, pero que jamás escribirían el epílogo de un amor tan grande que si lo tocaba, la llenaría hasta que nada más importase, hasta que nada de lo que fue cupiese en ella. Ella quería seguir teniendo su vida, sus recuerdos, sus manías, sus alegrías y sus penas. Demasiada vida vivida para olvidarla ahora. Simplemente, no quería dejar de existir. No sabía que la verdadera existencia, empieza precisamente ahí, cuando te disuelves en algo mucho más grande que tú.

lunes, 22 de noviembre de 2010

"Unwritten", de Natasha Bedingfield

Cada día puede ser el comienzo de una nueva historia, porque -aunque no lo creamos- cada día es un folio en blanco más de nuestra vida. Repetimos por costumbre las mismas palabras al escribir ese folio, pero pueden ser otras, pueden variar, y de hecho lo hacen, aunque sea sólo un poquito. No somos los de ayer, ni seremos los de mañana. En realidad, nada es igual que ayer, las repeticiones las creamos por costumbre, y la costumbre no nos deja ver más allá de lo conocido. Proponte ser nuevo hoy. Realmente lo eres, déjate serlo. El mundo es  inmenso, ábrete a él.
Hubo una época en que en la radio sonaba esta canción cuando estaba llegando al trabajo, pasaba por una fuente y abría la ventanilla del coche para sentir las gotas de agua y acordarme de que cada día era una nueva oportunidad.

No me han gustado mucho las traducciones que he encontrado por ahí, así que ahí va una propia:
Estoy por escribir, no puedes leer mi mente,
Estoy sin definir
Sólo estoy empezando, la pluma en mi mano,
Terminando sin planes prefijados

Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir

Yo rompo con tradiciones,
a veces mis intentos
están fuera de lo establecido
Estamos condicionados, a no cometer errores,
Pero yo no puedo vivir así

Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir
Mirando la página en blanco ante ti,
Abre la  ventana sucia
Deja que el sol ilumine las palabras
que no pudiste encontrar
buscando algo en la distancia
tan cercano, que casi lo puedes saborear
Libérate de tus inhibiciones

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde  empieza tu libro

Siente la lluvia en tu piel
Nadie puede sentirla por ti
Sólo tú puedes dejarla entrar
Nadie más, nadie más
Puede decir  palabras en tus labios
Empápate en palabras aún no dichas
Vive la vida con los brazos bien abiertos
Es en el día de hoy, donde empieza tu libro
Lo demás está aún por escribir
Lo demás está aún por escribir
Lo demás está aún por escribir  
Oh, yeah! 



jueves, 18 de noviembre de 2010

El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder, 1950)


Joe:          Usted es Norma Desmond. Salía en las películas mudas. Era usted grande.

Norma:    Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas.


El paso del cine mudo al sonoro, que despegó en torno a 1928, fue muy duro. La nueva tecnología supuso  -entre otras cosas- un retroceso en el lenguaje cinematográfico por las limitaciones que imponía el ruido de la cámara y además, el declive de muchas de las grandes estrellas, que no pudieron, quisieron o supieron adaptarse a la interpretación con voz. Algunos no tenían una buena dicción, su voz sonaba estridente (como Lina Lamont en “Cantando bajo la lluvia”), no resultaban convincentes o simplemente, fueron relevados por el propio sistema. El “Crepúsculo de los dioses” narra la historia de Norma Desmond, una diosa del cine mudo que no pudo sobrevivir al gran cambio y cuyo ego la convirtió en prisionera de su pasado, casi enterrada en vida en su gran mansión entre sus fotos de los días gloriosos, ajena a un mundo que seguía girando sin ella.
La vida es cambio, lo llamamos “crecer” cuando nuestro cuerpo va incrementando su tamaño y lo aplaudimos. Lo llamamos “envejecer” cuando lo anterior deja de ocurrir y sin embargo no somos los mismos de ayer al mirarnos al espejo, y lo lloramos. Contamos el número de vueltas que hemos dado al sol y nos creemos que somos ese número. Pero ésa es una visión tan limitada de nosotros mismos que el sufrimiento resulta inevitable, porque hoy no serás el de ayer, ni mañana el de hoy, hagas lo que hagas.
La Vida evoluciona continuamente, lo ha hecho siempre, y lo ha hecho a través del nacimiento y la muerte. Si se hubiese resistido al cambio, no estaríamos hoy aquí. Pero dividimos los cambios en “buenos” y “malos”. Para Norma Desmond el cambio al cine sonoro fue horrible y despreciable (“No necesitábamos diálogos. Teníamos rostros”), para el Cine resultó ser extraordinario. ¿Pero no formaba parte del Cine Norma Desmond? ¿No formamos nosotros parte de la Vida? Deja de lamentarte y vive, sabiendo que cada cambio es crecimiento y evolución, porque tú eres más que tu cuerpo, tus cosas o tu trabajo, tú eres parte de esa Vida que se expresa hoy a través de ti. Acéptalo, fluye, déjate vivir.


Por cierto, a modo de contrapunto a Norma Desmond, está la actriz que la interpreta, Gloria Swanson, estrella real del cine mudo que a diferencia de su personaje, supo encontrar otra vez su lugar ante el gran cambio, primero en la radio y después en televisión. Curiosamente, recuperaría su esplendor Hollywoodiense veinte años después con esta película. Él es William Holden.

(Vídeo subido por TheAmayi46)

martes, 16 de noviembre de 2010

¿Quién eres?

Tal vez en algún momento de tranquilidad y silencio te hayas planteado quién eres. Es una de las preguntas existenciales que se han hecho las personas desde lo remoto de los tiempos. Las otras comprenden cosas como de dónde venimos y a dónde vamos. Durante mucho tiempo en Occidente ha sido la Iglesia la encargada de dar respuestas a estas preguntas. Durante mucho tiempo, si bien no ha podido ser suficiente, parecía que la tónica general era la de someterse a una fe impuesta  y compartida  por una sociedad altamente religiosa.
Con el avance de las democracias y la libertad de expresión, Occidente se dio cuenta de que existían valientes que se habían planteado re-plantearse las preguntas existenciales, y que habían intentado darles una respuesta no sometida  al dogma religioso imperante.
En pleno siglo XXI, a medida que nuestras mentes se han ido educando y elaborando, la Iglesia ya no es capaz de dar respuestas satisfactorias para la mayoría de las personas. Por eso las personas han entrado en crisis, porque es inevitable plantearse el sentido de la existencia y no chocar con las teorías religiosas de siempre. Porque ya no valen, y si estas no valen, ¿dónde buscaremos respuestas? Ése es el problema, que después de siglos y siglos de dominio religioso, no sabemos dónde buscar. Y entonces las preguntas existenciales nos abruman, y entonces, huimos, pero es imposible huir de lo que uno es, así que llega la ansiedad, la depresión, las pastillas y la incongruencia de la marcha de uno mismo, del presente y de la vida, para encontrar refugios insatisfactorios en las compras, las casas, o incluso las vidas de los demás. Vidas ajenas que nos permiten no pensar en las nuestras. “Desconectar” lo llaman muchos.
¿Realmente quieres vivir desconectado de la vida? Seguro que dentro de ti hay un sentimiento que te indica que debe de haber algo más: algo más que estudiar, trabajar, casarse, tener hijos y jubilarse. Algo más, algo que te llama desde lo más profundo, algo a lo que te has acercado al observar una puesta de sol en el mar, algo que has respirado en el momento más emocionante de tu vida, algo que palpita desde la mirada de un niño que aún no ha emprendido la huída. Si quieres conocerlo, bienvenido, formas parte de los buscadores conscientes, aquellos que un día comprendieron que la Vida ha de ser más que lo que nos contó una sociedad adormecida, porque el descubrimiento –al final- siempre corre a cargo de uno mismo. Bienvenido a "Danzando con el Universo", la danza con la Vida, la curiosidad que mira y siente a través de milenios de una sabiduría tan lejana que siempre estuvo dentro de ti.
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