lunes, 20 de diciembre de 2010

Dentro del Laberinto (Jim Henson, 1986)

El laberinto es un símbolo de la búsqueda interior desde hace milenios. Cualquiera que haya empezado una sabe por qué: la sensación de perderse, de no llegar a ningún lugar, de retroceder, de no entender nada, de desesperarse... mezclada con la dulce sensación de la curiosidad y con la necesidad de aprender, de salir o encontrar el centro, hacen del camino algo mágico, pese a lo complejo que pueda parecer.
Sarah (Jennifer Connelly) es una adolescente abrumada por el poder que su madrasta ejerce sobre ella. Ante la impotencia, pide a Jareth (David Bowie), el malvado rey de los Goblins  -un personaje de una obra de teatro- que se lleve a su hermanastro. Cuando éste aparece realmente en su vida para cumplir sus deseos, y se lo lleva, Sarah se arrepiente, pero la única oportunidad que le ofrece Jareth para recuperarlo es recorrer el laberinto hasta su castillo. Después de muchas vueltas, sufrimientos, grandes compañeros que encuentra por el camino, y a pesar de las trampas de Jareth, Sarah consigue llegar al castillo y enfrentarse al rey, que no quiere devolver al niño  incumpliendo su parte del trato.
Así funcionamos: buscando soluciones externas que al final convertimos en trampas. Nos han educado para asumir nuestra carencia de poder, para buscar fuera el remedio a lo que sea que nos pase, para calmar las que fueron nuestras carencias infantiles con comida o compras, para buscar remedios mágicos al dolor en pastillas, para engancharnos a cualquier fuente de endorfinas. Cualquier buen terapeuta te dirá que la solución siempre está dentro de ti, que es donde debes atreverte a buscar. Cualquier persona que lo haya comprendido te dirá que el poder que otros ejercen sobre ti, se lo otorgaste tú. El poder está dentro de ti. El amor está dentro de ti. Quizás ahora no lo creas, pero si sientes curiosidad y recorres el laberinto, lo acabarás comprendiendo: Todo está dentro de ti.
Sarah al final logra entenderlo, y el malvado rey y su mundo se disuelven en la nada. No te pierdas ni una palabra de lo que le dice Jareth, porque el diálogo es soberbio:

6 comentarios:

  1. Lo que dices es totalmente cierto.
    El problema esta dentro de nosotros y solo lo podemos solucionar nosotros sin necesidad de pastillas pero a la hora de la verdad la mente es tan fuerte que te atrapa.
    Como el traje negro de espiderman que le hace malo y le controla aunque el sabe que no hace bien el traje negro puede contra su fuerza de voluntad.
    Muchas gracias por avisarme.
    no me pierdo tu blog.
    un beso Almu

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  2. Kike, muchas gracias a ti por leerme y por tu comentario (me encantaba spiderman)!!

    Es verdad que la mente es fuerte, la hemos hecho fuerte, pero es un gran instrumento que nos ha sido dado a nosotros, no al revés, no estamos a su merced. Hay que aprender a usarla, y mientras tanto, si hace falta, las pastillas pueden ayudar. La cuestión es tener claro que además, se está buscando una manera real de vivir bien, de estar bien y de disfrutar del intelecto libremente, sin ser atrapados por él. Puede que haya que atravesar un laberinto... pero no deja de ser fascinante.

    Un besote grande!

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  3. Hay que atravesar un laberinto para llegar a donde quieres realmente, eso seguro.
    Y tienes razón es fascinante arriesgarte por algo, por un sueño.
    Nadie dijo que el camino fuese fácil.

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  4. El camino siempre es interior, y quizá el mayor reto sea vivirlo en equilibrio con lo exterior. Después te das cuenta de que lo externo y lo interno es lo mismo, porque el mundo que percibes es un reflejo de ti... pero eso ya será otro post, más adelante ;)

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  5. Ay! qué bien lo cuentas!
    Creo que hay pocos terapeutas buenos, por que muyyyy pocos te remiten a TI misma para saber cómo salir. La mayoría recurren a "ayudas" externas. Pocos te miran a la cara y te dicen que eres PODEROSA y que puedes iniciar un viaje a tu interior. la mayoría quieren ser los protagonistas de tu viaje, conducir ellos un rato...

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  6. jaja... May, qué genial eres!

    Supongo que todo depende de lo mucho o poco que haya trabajado el terapeuta su ego... Yo he tenido la suerte de conocer a gente excepcional en ese sentido, la verdad. Gente que me ha enfrentado a mi personaje sin miramientos innecesarios, me ha dado herramientas para recorrer el camino hacia mí misma y se ha quitado de en medio. También tiene una que estar dispuesta a todo eso, claro :) Pero merece la pena siempre.

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