viernes, 12 de agosto de 2011

El "enjuiciador"

Dentro de tu mente hay una voz permanente, una especie de “enjuiciador” (aceptemos la palabra para este post) que otorga su dictamen a cada cosa que haces, a cada pensamiento que tienes. Habla siempre, y te has acostumbrado tanto a ella que ya ni te das cuenta de que está, de que acompaña cada uno de tus pasos, dirigiendo tu ego. Ese enjuiciador se formó hace mucho tiempo, a la par que tu propio personaje, se alimentó de las cosas que te decían las personas que más te influyeron de pequeño: si eras bueno, malo, travieso, distraído, tonto, listo… Tú, que sólo querías que te quisieran, escuchabas atentamente para intentar amoldarte a lo que "estaba bien". Así nació ese enjuiciador, que te ayudó a aprender y recordar cómo debías ser, que hoy encuentra cualquier excusa para darle la razón a los que te decían que eras tonto y malo, o reafirma tu temor de no ser ya todo lo bueno y listo que eras antes, cuando las cosas eran más sencillas. Y lo peor es que esa voz se sigue alimentando hoy también de juicios externos, o de lo que tú piensas que son juicios externos y que en el fondo desconoces, dando lugar a historias que sólo existen en tu mente, montándote pelis que te afectan en tu vida cotidiana
Si estás harto de ese enjuiciador personal desfasado y cuentista, el primer paso para librarte de él es hacerte consciente de que existe, y el segundo, escucharle con todo el amor del que dispongas, porque ese enjuiciador no es más que el niño que fuiste y que aún vive dentro de ti, y que desea hacer las cosas bien para ser amado, o justificar en actos externos que no te sientas querido. Eso es todo. Después, réstale importancia a esos juicios caducos, y mira con los ojos de hoy, dejando que las cosas sean como son, dándote la oportunidad de ser como eres. ¿De verdad tenía razón el enjuiciador? ¿eres tonto por haberte equivocado? ¿eres malo por haber dicho que no a algo? ¿existen las personas perfectas?.
Sólo desde la consciencia y desde el amor por ti mism@ puedes iniciar un cambio si lo deseas, pero piensa antes por qué deseas cambiar, o para quién. Debes cambiar para ti y no para los demás, porque cada uno de nosotros arrastra su propio enjuiciador, nuestra propia lucha absurda con nosotros mismos para ser amados, y todos tendemos a juzgar en el resto cosas en las que nos sentimos fracasados en esa lucha interna. Todos estamos aprendiendo.
Sólo si aceptas lo que eres ahora, y encuentras el amor incondicional dentro de ti, otorgándote el derecho a equivocarte y perdonándote para aprender, podrás caminar lo suficientemente ligero de equipaje para llegar lejos. En ti existen todas las puertas que abrirán las respuestas a tus preguntas; en lo más profundo de ti, donde aunque no lo creas sólo existe el Amor, sabes lo que debes o no debes hacer y por qué actúas como actúas. Sigue tu camino, deja que los demás sigan el suyo, celebra los encuentros, y también los desencuentros, y no dejes de detenerte a observar un mundo lleno de vibrante vida que cuenta con tus pasos para seguir evolucionando.  

2 comentarios:

  1. En mi caso es una enjuiciadora. Una PESADA que no calla, y eso que cada día estoy más atenta a sus palabras para no hacerle ni caso, para seguir adelante a pesar de sus críticas, pero la tia sigue AHÍ!!!
    Es genial seguir adelante a pesar de, cada vez las voz en más suave y también se reconocen más fácilmente los enjuiciadores externos.
    Qué entretenida que es la vida, chica!!!

    ResponderEliminar
  2. jaja, sí que es entretenida, sí :) Hay tanto por aprender, May... :)
    Un besote grande, y muchas gracias ;)

    ResponderEliminar

Licencia de Creative Commons
Danzando con el Universo by Almudena A. Muñoz is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at danzandoconeluniverso.blogspot.com.