martes, 22 de marzo de 2011

Vacíos... ¿de qué?

En el primer post de este blog reflejaba esa cuestión que todos nos hemos planteado alguna vez… esa sospecha de que debe de haber algo más, algo más que estudiar, trabajar, casarse, tener hijos y jubilarse… Es una sospecha universal, pero como aparentemente carecemos de medios para indagar sobre el tema, intentamos llenar ese vacío a base de otras cosas que están a nuestra disposición en esta sociedad en la que vivimos: comida, compras, coches, casas, ropa… Y pasa que nada de eso consigue llenar ese vacío, -colmar esa “búsqueda de plenitud” que diría Saúl Martínez- porque la sensación de vacío viene dada por otra cosa. Porque la plenitud, sencillamente, no está fuera, está en ti.
Pero nos han vendido que somos seres incompletos con infinitas necesidades materiales para “ser alguien”. Se espera además que en torno a los 30 ó 40 años tengas una casa con piscina y pista de paddle, un trabajo estupendo donde te dejas entre 9 y 10 horas diarias de tu vida, tres niños, un monovolumen y un apartamento en la playa, amén de vestir de forma adecuada y siempre siguiendo la moda que cambia cada temporada… Ajá… está fenomenal todo eso, pero conozco a bastante gente que lo tiene y padece ansiedad, depresión, problemas estomacales, dolores varios,  y que visita al psicólogo con regularidad porque ha hecho todo lo que se esperaba de ella, ha triunfado en todos los aspectos y –sencillamente- no se siente feliz; pero lo peor es que se siente culpable por no sentirse feliz teniendo todo lo que tiene, lo cual es ya rizar el rizo de forma absurda. A veces toman pastillas que sólo encubren un problema que sigue quemando en algún lugar de la psique.
La felicidad sólo puede emanar de ti, porque es en ti donde se encuentra. No la puedes comprar, y ni siquiera  te la pueden regalar. Si tus relaciones se basan en la necesidad, no van a funcionar bien. Tus adquisiciones materiales te llenarán un tiempo, y luego querrás más, y cosas aún mejores, porque nada será suficiente, porque estarás buscando plenitud en el sitio equivocado.
Si te animas a explorar dentro de ti, hay muchos caminos: el Yoga es uno de ellos, la felicidad intrínseca experimentada en la meditación te abrirá los ojos. Empezarás a mirar el mundo desde otro sitio. Disfrutarás de cada cosa que tengas, de cada experiencia bonita… pero no pondrás en manos de nada ni de nadie tu bienestar. Asumirás los momentos bajos con serenidad, y trabajarás para estar mejor, porque experimentarás, sin lugar a dudas, que tú no eres tus pensamientos ni tus emociones, recuperando tu poder. Y todo eso sin contar con la mejora física. Parece magia, pero no lo es, sólo es Yoga… y por eso ha pervivido durante miles de años.
(Imagen: Sura Nualpradid)

martes, 8 de marzo de 2011

Dentro De Mí (David Summers, 2000)

Nos pasamos la vida contándonos cuentos. Sobre el mundo, sobre nosotros, sobre los que nos rodean. Y si la realidad va por otro lado, luchamos contra ella para que se adapte  a la historia. Si no lo hace, nos frustramos enormemente y escribimos un capítulo nuevo de victimismo convirtiendo el cuento en una telenovela. Decía un profesor mío que las telenovelas gustan porque se sabe siempre lo que va a pasar.
Pero cada persona percibe un mundo diferente. Dicen en “¿Y tú qué sabes?“ (Ed. Palmyra, 2006) que la información que recibimos del entorno convertida a código binario sería de unos 400.000 millones de bits  por segundo, pero que se ha estimado que de todos ellos sólo procesamos conscientemente unos 2000 bits/seg. Es decir, que obviamos todo el tiempo cosas “superfluas”, cosas que o bien necesitamos procesar de forma automática o que no estamos acostumbrados a procesar, cosas que no nos interesan en absoluto, que no nos afectan o que no tenemos capacidad de analizar . Por poner un ejemplo básico: si en un concierto de música clásica se sienta a mi lado un violinista, es seguro que por muy cerca que estemos sentados, viviremos un concierto diferente, él podrá saborear cada nota, yo sólo me podré dejar llevar por el todo. Yo no me daré cuenta de cosas que él sí ha percibido. Eso sin contar con otros recuerdos y el estado de ánimo de cada uno. Habremos vivido conciertos diferentes. Ocurre constantemente.
Así pues, cada uno vive en el mundo que está acostumbrado a percibir, y lo malo es que normalmente eso se realimenta, y como sólo nos fijamos en lo que estamos acostumbrados a fijarnos, creemos que eso es la realidad absoluta, y  las fronteras de nuestra vida se van haciendo más fuertes. Así está claro que el entendimiento con otras personas se irá haciendo más difícil y yo por eso siempre digo que en este punto es donde se comprende la imperiosa necesidad de convertir la tolerancia en una costumbre, dejando de enfadarnos porque los demás no perciban el mundo como nosotros.
Seguro que te has dado cuenta a veces. Tal vez en un momento de alegría intensa o de sufrimiento hayas sido consciente de que todo estaba dentro de ti, que estabas convirtiendo el mundo en lugar excepcional o terrible al percibir las cosas en función de tu propio estado. No dejes de pensarlo. Conviértelo en una costumbre. Tú creas tu realidad, así que relativiza tu vida un poco, apaga la telenovela, intenta ver más allá de lo que estás acostumbrado a mirar. Ya lo he escrito alguna vez, pero insisto: el mundo es inmenso, ábrete a él.
La canción de este post pertenece al tercer disco de David Summers en solitario. Póntela cuando estés triste, sé consciente, sal a la calle, mira  a los niños jugar en un parque… el mundo sigue girando, y sigue desplegando su belleza en muchos sitios, búscala y deja que entre.

(Video subido por lopezsalas2000)

miércoles, 2 de marzo de 2011

El Ladrón De Orquídeas (“Adaptation” Spike Jonze, 2002)

Este post va a tener poco más que una pregunta. No es una pregunta que suela gustar hacerse, pero sienta muy bien reflexionar sobre ella. Ahí va: si te fueras a morir mañana, ¿crees que todos tus miedos, angustias y tristezas habrían merecido la pena?
Charlie Kauffman es un guionista excepcional que consigue crear universos dentro de universos, mezclando personajes reales y ficción en su punto justo. Así es El ladrón de orquídeas, donde Kauffman se escribe a sí mismo y se inventa un hermano gemelo idéntico a él físicamente, muy diferente en el interior (Nicolas Cage & Nicolas Cage). Como guionista debe realizar la adaptación al cine de un libro, “El ladrón de orquídeas”, escrito por la también real Susan Orlean (Meryl Streep), que le llevará a una aventura tan extraña como catárquica.
Pasiones, miedos, egos y naturaleza conforman un excepcional guión que da lugar a una peli muy recomendable en clave de comedia dramática. Las secuencias de Kauffman suelen hablar por sí solas, así que poco más hace falta decir para explicar esta:


Soy muy fan de Jordi Brau, que es el actor de doblaje que da la voz en español a los dos hermanos. Esta secuencia es un ejemplo magistral de lo camaleónicas que pueden llegar a ser tanto su voz como su interpretación.
(vídeo subido por vistol83)
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