martes, 26 de julio de 2011

Buscadores como Amy

Sexo, drogas & Rock´n´Roll, el famoso trío que tan frívolo puede parecer, y que quizá a primera vista lo sea, oculta en un segundo vistazo realidades mucho más profundas. Son tres vertientes de una misma necesidad: la de llenar el vacío existencial que tenemos todos en una sociedad que ha perdido la referencia del sentido de la vida. Son tres caminos que durante milenios han sido utilizados con sabiduría para llegar al profundo conocimiento del ser. Lo saben los chamanes que utilizan las plantas maestras  para crear estados alterados de conciencia que permitan ver más allá del consciente. Lo saben los yoguis tántricos que durante milenios han utilizado el sexo sagrado como una pequeña parte de sus prácticas hacia el conocimiento y la fusión con lo absoluto. Lo saben los músicos que han traído tanta y tanta belleza que ha podido impregnar sus vidas y las ajenas, o los que utilizaban los sonidos para despertar cuerpos y almas dormidos. Hoy, en occidente, lo intuyen, de alguna manera, la mayoría de quienes buscan en cualquiera de esas tres vías colmar su vida, y lo convierten en su cárcel quienes en ellas acaban buscando la huída. ¿Qué es lo que ocurre?
La sensibilidad es un don, un don maravilloso, pero puede ser infernal en un mundo en el que todo el mundo huye de su vida interior porque ha perdido el control sobre ella y le duele. Sin embargo la sensibilidad es también la bendición que le permitirá a una persona conocerlo todo un poco más allá de lo aparente, conectar con la Vida en lo más profundo de su éxtasis, bucear por el océano de la creatividad  y rescatar cosas bellas para traerlas al mundo y que todos puedan disfrutarlas. Esos viajes oceánicos llevarán a artistas y otros buscadores a conocer algo más de la existencia… y es que… ¿dónde está una melodía antes de ser compuesta? ¿dónde estaba aquella historia antes de que alguien la escribiese? Pero también, a mayor sensibilidad, más preguntas, más océano, más contraste con el mundo habitual…más difícil es llegar a casa y vivir como si todo lo demás no existiera, pasando de puntillas por las emociones de los que huyen. Mayor es, en definitiva, la sensación de brecha entre lo interno y lo externo.
A su vez, cuando un artista tiene éxito, cuando tiene permiso para ir y venir del campo creativo y es alabado por ello y es ésa su forma de colmar la existencia, pero la existencia no se llena; cuando un artista tiene todo lo que se supone que hay que tener para ser feliz en esta vida, y no lo es porque esa suposición social es errónea, y la brecha sigue abierta, puede explorar las otras dos vías… y lo normal es que si lo hace, las otras dos tampoco consigan hacerle feliz. Porque ni las drogas serán maestras ni el sexo será sagrado, porque faltará en ellos un conocimiento que durante milenios ha sido ocultado y denostado por los poderes religiosos. Porque se habrán convertido en cárcel en lugar de camino.
No es extraño ver entonces a tantos talentos artísticos desviarse en algún momento de ese trazado artificial y empezar a explorar un camino espiritual. Desde los Beach Boys a Sting, pasando por los Beatles, por nombrar sólo a unos pocos de los grandes que se acercaron a la India, al Yoga y a la meditación en busca de esa plenitud que el recorrido occidental difícilmente ofrece. Muchos han encontrado en ese camino su camino, el de otros no pasaba por allí, y algunos otros construyen puentes de sentido sobre la brecha abierta, mostrando una increíble fortaleza de la que probablemente ni sean conscientes.
Vaya este post para todos esos buscadores artísticos, que nos recuerdan la inmensa belleza de un Universo creativo que se expresa a través de sus obras, de sus voces y de sus almas. Vaya, especialmente, para aquellos que como Amy Winehouse, se perdieron en la inmensidad. Gracias a todos por lo bello, y aún más allá, gracias por la esperanza de lo sublime.
(Imagen:topstep07)

viernes, 22 de julio de 2011

Vacaciones

Dicen los orientales que los occidentales enfermamos porque no sabemos dejar descansar a la mente. Cuán cierto es, y más hoy en día, con la saturación sensorial y mental a la que estamos expuestos de continuo. Y lo peor es que vamos asumiendo que ése es nuestro estado habitual, hasta que se convierte en lo “normal” para nosotros. Hasta que un día, te metes en una clase de Yoga, o te acercas a la montaña, o a alguna cala perdida en la costa, te relajas de verdad y te das cuenta de que no es cierto, que tu estado natural no es el que piensas, sino que es el de profunda armonía con tu entorno. Te das cuenta entonces de lo estresado que estabas, de lo anti-natural que es vivir sin un minuto para la contemplación.
La palabra Vacaciones viene del latín, “vacatio” = “tiempo de vaciamiento”. De “reseteo”. Como lo quieras llamar, pero tiempo para dejar descansar la mente. Porque la mente no descansa ni cuando dormimos. Se ocupa quizás de otros temas diferentes a los de la vigilia, pero no descansa. ¿Cómo darle entonces un respiro?
Siempre está la meditación, una de las costumbres diarias más sanas que puedes adquirir, y  también es estupendo aprovechar las vacaciones para hacer algo totalmente diferente, y siempre, para dedicar un tiempo a la contemplación en algún lugar natural –vale un parque-. Siéntate en contacto con la Tierra, como han hecho miles y miles de generaciones antes que tú. Y observa. Pero observa de verdad. Mira las hojas de los árboles, o las olas de mar, y reposa allí tu mente. Si se va, vuélvela a llevar a ellas. Contempla de verdad, sin enjuiciar, sin pensar, sólo mira, como si nunca hubieras mirado a los árboles, como si no supieses lo que es el mar. Verás cómo sin concepciones pasadas, lo que te rodea adquiere una belleza especial: el brillo del presente. Observa a los animales en sus quehaceres, o en su quietud. Al rato, te darás cuenta de la falta que te hacía.
Y no te olvides de apagar el móvil, el ordenador, la tele… al menos durante unos días… verás cómo se enciende tu percepción natural, cómo brota el bienestar de tu conexión con el entorno. Porque toda la tecnología del mundo sirve a tu mente, y tu mente te sirve a ti... pero si no la dejas descansar, entrarás en un estado de continua agitación de base, que con el tiempo considerarás normal, sin darte cuenta de que perdiste la referencia de lo que es encontrarse realmente bien. Date la oportunidad de recuperarla en vacaciones. Olvida todo ese mundo virtual, y las preocupaciones por lo que no sabes si ocurrirá. Quédate en la Tierra, toma contacto con ella de verdad, aquí, ahora… y verás cómo cada momento está increíblemente lleno de Vida… no te la pierdas.
Gracias por leerme. Feliz Verano J

viernes, 15 de julio de 2011

¿Decisiones?



Decían los existencialistas como Sartre que el ser humano está condenado a decidir. Pero, ¿en base a qué decidimos? ¿lo hacemos con entera libertad? No nos damos cuenta de lo condicionadas que están nuestras decisiones hasta que nos damos un garbeo distante por nuestra mente y nuestras creencias.
Cuando lo hacemos, sin embargo, algo en nosotros hace “click”, porque cuando te observas y echas un vistazo atento a tu forma de reaccionar te haces consciente de que muchas de esas reacciones son heredadas por un lado y, por otro, que muchas otras vienen arrastradas de interpretaciones de ti o del mundo que hiciste cuando eras pequeño… Cuando haces una revisión sincera de estas últimas te das cuenta de que algo que decidiste a los 5 años está condicionando hoy tu forma de responder a la realidad. No tiene mucho sentido, ¿no?
Cuando traemos una de esas creencias que establecimos siendo un niño o una niña  al momento presente, la sacamos a la luz y la revisamos, la estamos actualizando. Y para ello a veces basta con pararse un momento a reflexionar sobre ella. ¿Tienes que seguir actuando así? ¿Tienes que seguir evitando/buscando eso? Puede que pienses que se te da mal hacer alguna cosa porque en el colegio lo intentaste, tuviste un mal día y no te salió. A lo mejor no lo has vuelto a intentar y es el momento. Como ese ejemplo puede haber infinitos.
Y es que la mayor parte de nuestras reacciones son automáticas, es decir, ya no son decisiones, ésas las tomamos hace mucho. Si paras por un instante a pensar por qué te molesta tanto algo, por qué te agrada tanto eso otro, y vuelves al punto en el que tomaste la decisión de “esto me agrada/esto no” tal vez te des cuenta de que tu reacción está anticuada, que no se corresponde con lo que realmente eres hoy.
El ego sin embargo tiene miedo de cambiar de opinión, se aferra a lo conocido porque se identifica con ello y dice “es que yo soy así”… ¿De verdad?... ¿y tú realmente quieres “ser así”? Estás seguro en lo conocido, sí, pero ¿no quieres darte la oportunidad de verte ante un mundo nuevo, un mundo en que tú decides como adulto cómo actuar ante la vida, un mundo enorme? Siempre, siempre, puedes elegir nuevos caminos, porque estás en constante evolución, y precisamente de eso se trata.
Como decía Wayne W. Dyer:
no tienes que seguir pensando de una forma sólo porque siempre has pensado así
Revisar y actualizar tus creencias es devolverle libertad a tu vida para vivir en un mundo más grande... ¿te atreves?
(Imagen:m_bartosch)
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