La palabra Dharma tiene varios significados en la filosofía oriental y todos acaban llevando al mismo punto, pero en este post me centraré en el Dharma como ese camino que pertenece a nuestro alma, ese camino por donde nuestros pasos fluyen sin esfuerzo alguno, y, finalmente, ese camino que además, da cobijo a las almas de quienes nos rodean.
El Dharma es el camino que nos pertenece porque cuando lo recorremos el tiempo desaparece, y la palabra “disfrutar” se queda corta para nuestra experiencia. Nos pertenece porque además lo recorremos sin esfuerzo, ya que es nuestro don, aquello que sabemos hacer y no nos cuesta. Y lo mágico del Dharma es que además otros se benefician de nuestros pasos.
El Dharma es el camino que nos pertenece porque cuando lo recorremos el tiempo desaparece, y la palabra “disfrutar” se queda corta para nuestra experiencia. Nos pertenece porque además lo recorremos sin esfuerzo, ya que es nuestro don, aquello que sabemos hacer y no nos cuesta. Y lo mágico del Dharma es que además otros se benefician de nuestros pasos.
Ahora piensa: ¿qué es aquello que te hace perder la noción del tiempo y disfrutar? ¿De qué manera otros se benefician de ello? Si encuentras la respuesta a estas dos preguntas habrás hallado un camino hacia tu alma. Ojalá alguien nos propusiese estas preguntas cuando somos pequeños, y ojalá el sistema educativo nos encaminase hacia los deseos de nuestro yo más profundo. Ojalá nuestros sueños de niños no se perdiesen en la gigantesca maquinaria del modelo social establecido... Pero no ocurre así: ¿recuerdas a aquel compañero de clase que se pasaba la vida haciendo dibujos extraordinarios en los márgenes de sus cuadernos? ¿en qué trabaja ahora? Probablemente nadie reparó en su arte, o en casa le dijeron que de sus dibujos no podría vivir. Y él o ella, poco a poco, lo fueron creyendo. Es así como vamos renunciando a nuestros dones, como si no tuvieran importancia, como si no sirvieran para nada… y nos vamos convirtiendo en una sociedad triste que mira a los cantantes, actores, directores, escritores, dibujantes, poetas, famosos cocineros, grandes académicos o creadores tecnológicos con admiración y resignación, pensando que ellos son los elegidos, y no hay más. ¿Elegidos? Yo diría que son Valientes. . . valientes que creyeron en su sueño, que lo tenían claro, que un día estuvieron dispuestos a volar por las estrellas aún a riesgo de perderse, de caer, de no volver. Valientes que no se desanimaron jamás y que hoy han hecho de sus dones su profesión, han seguido su Dharma, y por eso están donde están, porque lo que hacen disfrutando sirve a otros, porque una canción, un cuadro, o una película proporcionan momentos felices de inimaginables maneras a quien los recibe.
Yo hoy tengo una pregunta para ti, ¿estás dispuesto hoy, aquí y ahora, a ser valiente?¿estás dispuesto a recuperar tus sueños? Basta con que te escuches, con que recuerdes lo que más te gustaba hacer de pequeño… y des un paso adelante. Deja que crezca, conviértelo en tu hobby, apúntate a un curso, reúnete con gente a la que le gusta lo mismo, o introdúcelo en tu profesión. Conozco a una chica que trabaja como cajera en un supermercado que tiene un desarrollado don para detectar las emociones de los demás y siempre tiene un comentario amable para quien lo necesita, sabe que una sonrisa puede alegrar un día gris y su tiempo transcurre de forma diferente al de otros compañeros que no se molestan en mirar a la persona que tienen enfrente. Podemos expresar nuestro Dharma de muchas maneras, y ten por seguro que todos tenemos dones, que todos sabemos hacer algo bien y sin esfuerzo.
Y no creas a nadie cuando te diga que es tarde. No vuelvas a caer en la trampa. Apaga la tele y busca el tiempo que te pertenece. Naciste para crear, para explorar, para descubrir cosas que sólo tú puedes descubrir. Los dones nos sirven para navegar por la existencia infinita en sus infinitas formas, para volar por lugares imposibles y desterrar para siempre el tedio de la rutina. Deja que tu don entre en tu vida, de la forma que sea, y verás cómo el tiempo cambia y el mundo adquiere un poco más de color; hazlo por ti… y ten por seguro que lo estarás haciendo también por los demás. Qué mejor forma de honrar la vida que nutrirla de aquello que sabemos hacer mejor.
(Imagen carretera: Evgeni Dinev)
(Imagen abstract light: twobee)