lunes, 27 de mayo de 2013

Encontrar





No existe fuerza más arrolladora que la del amor. Y no la hay porque es un recuerdo de nuestra verdadera esencia, de lo que somos más allá de esta vida con historia, con miedos, fronteras y creencias. Más allá de ellas porque ellas nos limitan, mientras que el amor es infinito. Por eso cuando nos enamoramos el amor nos desborda, porque nos está demandando una entrega más allá de nuestras cómodas y manidas fronteras. Por eso el amor a veces desespera, porque queramos o no, nos empuja hacia la persona amada, y eso sucede porque identificamos en ella la posibilidad de ceder a la fuerza más grande de la existencia. Y así es, así sucede. Así los amantes corren el uno hacia el otro buscando una fusión que pide el cuerpo y que anhela el alma… es el deseo, el más profundo deseo de la existencia, de romper las fronteras y volver a casa.
Todo esto lo entiendes de verdad tras experiencias meditativas intensas, tras experiencias de no-dualidad donde todo desaparece para simplemente Ser… comprendes quién eres sin tu historia. Comprendes que eres Amor, amante y amado todo en uno… Comprendes que así fue una vez, o muchas. A veces la vuelta de ese estado es altamente frustrante. Como si volviesen a cargar un desgastado y limitado software en tu mente… A veces eso lleva a crisis espirituales. Y lo sé porque las he vivido. En ese momento sólo te planteas por qué, por qué esta existencia, por qué este mundo que se reconstruye al volver del puro éxtasis que te otorga el conocer lo que hay más allá de lo que creías ser, en el espacio entre tus pensamientos; por qué el paraíso se pierde en un mar de ideas y emociones cambiantes. Pero el caso es que aquí estás, el caso es que ahí está tu historia, tus límites, y un universo que danza… Así que decides que lo mejor es simplemente, danzar con él, y disfrutar de su Belleza, porque algo te dice que es por ahí por donde debes ir…

Y así ocurre: llega un día en que te das cuenta de que ella, la Belleza, es otro camino hacia el Amor… van de la mano, por eso también nos atrapa. Y está en todas partes: en la puesta de sol, en la sonrisa de un bebé, en la música, en la pintura, en una escena de ficción… sólo tenemos que buscarla con nuestros sentidos. Es lo mejor que podemos aprender a hacer, porque una y otra vez nos otorgará destellos de quiénes somos. Nos impulsará a seguir viviendo, a seguir buscando, y a seguir amando. Nos traerá dulces recuerdos de un paraíso que no es cierto que esté perdido, no lo es. Sólo permanece silencioso a la espera de que comprendamos que siempre estuvo ahí; sólo tenemos que entregarnos a cada momento con toda nuestra atención. Es entonces cuando sientes que ya encontraste lo que buscabas… siempre estuvo en ti… sólo queda hacer de cada instante su comprensión. Es así como se cierra el círculo de la vida, la belleza y el amor. Es así como llega el alivio del sentido de vivir.
 
“¡Adhiérete profundamente a la realidad, con el corazón de tu ser! ¡No hay nada más que buscar!” ~ Lalita Deví (maestra de Tantra)
 



 



 
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