martes, 8 de marzo de 2011

Dentro De Mí (David Summers, 2000)

Nos pasamos la vida contándonos cuentos. Sobre el mundo, sobre nosotros, sobre los que nos rodean. Y si la realidad va por otro lado, luchamos contra ella para que se adapte  a la historia. Si no lo hace, nos frustramos enormemente y escribimos un capítulo nuevo de victimismo convirtiendo el cuento en una telenovela. Decía un profesor mío que las telenovelas gustan porque se sabe siempre lo que va a pasar.
Pero cada persona percibe un mundo diferente. Dicen en “¿Y tú qué sabes?“ (Ed. Palmyra, 2006) que la información que recibimos del entorno convertida a código binario sería de unos 400.000 millones de bits  por segundo, pero que se ha estimado que de todos ellos sólo procesamos conscientemente unos 2000 bits/seg. Es decir, que obviamos todo el tiempo cosas “superfluas”, cosas que o bien necesitamos procesar de forma automática o que no estamos acostumbrados a procesar, cosas que no nos interesan en absoluto, que no nos afectan o que no tenemos capacidad de analizar . Por poner un ejemplo básico: si en un concierto de música clásica se sienta a mi lado un violinista, es seguro que por muy cerca que estemos sentados, viviremos un concierto diferente, él podrá saborear cada nota, yo sólo me podré dejar llevar por el todo. Yo no me daré cuenta de cosas que él sí ha percibido. Eso sin contar con otros recuerdos y el estado de ánimo de cada uno. Habremos vivido conciertos diferentes. Ocurre constantemente.
Así pues, cada uno vive en el mundo que está acostumbrado a percibir, y lo malo es que normalmente eso se realimenta, y como sólo nos fijamos en lo que estamos acostumbrados a fijarnos, creemos que eso es la realidad absoluta, y  las fronteras de nuestra vida se van haciendo más fuertes. Así está claro que el entendimiento con otras personas se irá haciendo más difícil y yo por eso siempre digo que en este punto es donde se comprende la imperiosa necesidad de convertir la tolerancia en una costumbre, dejando de enfadarnos porque los demás no perciban el mundo como nosotros.
Seguro que te has dado cuenta a veces. Tal vez en un momento de alegría intensa o de sufrimiento hayas sido consciente de que todo estaba dentro de ti, que estabas convirtiendo el mundo en lugar excepcional o terrible al percibir las cosas en función de tu propio estado. No dejes de pensarlo. Conviértelo en una costumbre. Tú creas tu realidad, así que relativiza tu vida un poco, apaga la telenovela, intenta ver más allá de lo que estás acostumbrado a mirar. Ya lo he escrito alguna vez, pero insisto: el mundo es inmenso, ábrete a él.
La canción de este post pertenece al tercer disco de David Summers en solitario. Póntela cuando estés triste, sé consciente, sal a la calle, mira  a los niños jugar en un parque… el mundo sigue girando, y sigue desplegando su belleza en muchos sitios, búscala y deja que entre.

(Video subido por lopezsalas2000)

6 comentarios:

  1. ¡Qué importante es mirar hacia dentro!! Gracias!!

    ResponderEliminar
  2. ay! qué rico me ha sabido este post, Almu!!

    ResponderEliminar
  3. Este es el momento exacto en que necesitaba leer esto. Abrazos Almu, gracias por compartir. =')

    ResponderEliminar
  4. Me alegro, Ara, comparto lo que a mí me sirve por si le sirve a alguien :) Gracias a ti por leerme y por compartir tu experiencia, cielo. Un abrazote enorme :)

    ResponderEliminar

Licencia de Creative Commons
Danzando con el Universo by Almudena A. Muñoz is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.
Based on a work at danzandoconeluniverso.blogspot.com.