Noto tensión en el plexo solar.
Eso significa que no estoy dejando fluir una emoción... Paro, me tumbo si
puedo, respiro hacia la tensión, aflojo... Doy permiso a lo que quiera que sea
que suba, sin miedo, dejo que viva, lloro si hace falta y sigo. Sé que pasará
si la dejo vivir.
Porque todo eso es evitable con un buen Yoga, que a base de asanas (posturas) o, como en este caso, simple toma de conciencia mediante la respiración, permite liberar el sistema musculo-esquelético, perder miedos y soltar amarres. Seguir siendo flexible como cuando eras niño, dejar de cargar con emociones desfasadas. En definitiva, volver a abrirse a la vida en toda su plenitud. Porque merece la pena, todos sabemos que en el fondo es demasiado bella como para perdérsela.
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